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En las tradiciones orales del Ecuador, los volcanes suelen tener un fuerte carácter. Algunos son pendencieros, como el Cotopaxi y el Chimborazo, otros como el Guagua Pichincha actúan como niños malcriados, y otros como el Tungurahua tienen un carácter maternal (Andrade, 2018). Las tradiciones orales reflejan en parte la actividad eruptiva de estos volcanes en tiempos durante los cuales nuestros antepasados buscaban explicar los fenómenos naturales y los comparaban con el comportamiento humano: esto se llama antropomorfismo. Sin embargo, la colonización de Galápagos empezó hace tan solo dos siglos, en una época donde ya la ciencia tiende a silenciar los mitos. Por lo tanto, no hay cuentos ni fábulas sobre la actividad de estos grandes volcanes y todas las reseñas históricas tienen un carácter más científico que poético. En este contexto surge la idea, ¿Qué tal si recurrimos a la ciencia para crear un poco de mitología Galapagueña? El siguiente cuento se basa en datos reales de vigilancia, publicados por investigadores del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (Ecuador), de la Pennsylvania State University (EUA), y de la Universidad Central del Ecuador (Ecuador). El reporte fue publicado en la revista internacional Volcanica (Vasconez et al., 2018).

El Archipelago de Galápagos y sus coloridos habitantes

El Archipelago de Galápagos y sus coloridos habitantes

Érase una vez un pueblo de grandes volcanes que vivían en unas islas a mil kilómetros al occidente del Ecuador, en medio del Océano Pacífico, al pueblo se le llamaba el archipiélago de Galápagos. Entre sus coloridos habitantes estaban el abuelito Santa Cruz y la abuelita Española descansado después de largos años de trabajo. En el extremo oriental del archipiélago estaba Don Cristóbal, el alcalde más dormilón que se haya jamás conocido. Al sur estaba la tía Floreana con sus innumerables verrugas. Al norte estaban el alegre Santiago, siempre de buen humor, y Genovesa la europea, que se hacia la inaccesible. Don Pinta el conquistador se jactaba de su galantería pero Marchena la monjita no le prestaba atención.

Las islas del Oeste estaban habitadas por una familia de volcanes jóvenes y tempestuosos. El patriarca de la familia, Fernando, era el más enojón, tanto que decidió vivir solo en su propia isla, lejos de su esposa y sus hijos. Se enojaba prácticamente por todo. Le molestaban las plantas y los animales, pero en particular los humanos que le tomaban fotos sin permiso. La esposa de Fernando vivía con sus 5 hijos en la isla más grande. Se llamaba Isabela pero le decían con cariño Negrita por su color de cabello y su piel oscura. No sólo era la más bella de todo el pueblo sino que también era muy gentil y acogedora. Negrita cuidaba sola de sus hijos Azulino, Alcedo, Darwin, Lobito y Ecuador. Ella amaba la naturaleza y tenía docenas de especies de pájaros y plantas en su lomo.

Fernando tiene la solución a los humanos de negrita

Fernando tiene la solución a los humanos de negrita

A Negrita también le agradaban los humanos y les permitió instalarse en sus faldas. Los humanos eran un poco raros, tenían máquinas de todo tipo, algunas volaban en el aire, otras navegaban en el mar y otras se arrastraban por el suelo. A Negrita le hacían cosquillas todas estas maquinitas y le causaban gran curiosidad. Como Negrita era tan bonita, los humanos siempre iban a verla, caminaban por sus bordes y le tomaban fotos. Eso no le gustaba a Fernando y le decía:

  • ¡Negrita, no debes acoger a los humanos! Son malvados y muy sucios, van a consumir tu belleza.

Fernando estaba enfadado con los humanos porque ellos habían asustado a su único amigo Chelo el Fantástico, una tortuga gigante que vivía en su lomo. Le decían el Fantástico porque solía hacer trucos de magia y desaparecer de repente. Eso no le gustaba a Fernando y se la pasaba llamándolo:

  • Chelo, Chelo, ¿Dónde estás? Por favor sal de tu escondite y ven aquí a mi lado.

Fernando trata de sacar Chelo de su escondite, Lobito se hace pipi y Azulino tiembla de tanto alboroto.

Fernando trata de sacar Chelo de su escondite, Lobito se hace pipi y Azulino tiembla de tanto alboroto.

Chelo el fantástico seguía escondido sin decir una palabra y Fernando cada vez hacía más y más bulla. Los gritos de Fernando empezaron a molestar. Del miedo, Lobito se hizo pipi mientras dormía y Azulino temblaba de tanto alboroto. Negrita le dijo a Fernando:

  • Por favor, deja de hacer tantos ruidos, ¡vas a despertar a nuestros hijos!

  • No me importa, respondió Fernando. Esto es tu culpa, con tus humanos. Ustedes asustaron a Chelo.

  • No es cierto, dijo Negrita. Ahora los humanos son buenos, cuidan la naturaleza y ayudan a las tortugas.

  • ¡Falso! respondió Fernando. Ellos ensucian y destruyen todo con sus máquinas, ¡los odio!

Negrita estaba enojada por el comportamiento de Fernando pero sabía que tenía algo de razón. Fernando seguía llamando a Chelo y para hacerle salir de su escondite lanzó un gran flujo de lava en su flanco, despidiendo una nube de vapor como una locomotora. El flujo de lava no hizo salir a Chelo pero provocó un gran incendio que destruyó mucha vegetación. Negrita estaba furiosa:

  • ¡Ves lo que has hecho Fernando! lanzó Negrita. Tú mismo vas a acabar con todas las plantas y los animales de tu isla.

Fernando respondió:

  • No me gustan, sólo me importa Chelo y es la culpa de los humanos si se esconde.

Fernando lanza un flujo de lava a los turistas mientras Chelo se sigue escondido

Fernando lanza un flujo de lava a los turistas mientras Chelo se sigue escondido

Fernando vio humanos acercarse en sus barcos a Punta Espinosa, donde tenían la costumbre de desembarcar para tomar fotos. Esta vez no iba a dejar que se acerquen más. De repente lanzó una vez más un gran flujo de lava hacia ellos. Negrita gritó:

  • ¡Esto es el colmo! Deja de lanzar lava hacia los humanos.

Negrita se enoja y lanza un gran flujo de lava hacia Fernando

Negrita se enoja y lanza un gran flujo de lava hacia Fernando

Y ella misma lanzó enormes flujos de lava en dirección de Fernando. Por semanas Negrita estuvo en erupción, lanzando lava cada vez más cerca de Fernando. Fernando, impresionado por la fuerza de su esposa se quedó callado. Pasaron casi dos meses hasta que al fin Negrita se tranquilizó.

Toda la familia se queda descansando plácidamente, al menos por ahora

Toda la familia se queda descansando plácidamente, al menos por ahora

Después de un tiempo los humanos pudieron regresar al lomo de Negrita. Ella estaba cansada por tanta pelea y se puso a dormir, esperando que aparezca Chelo el Fantástico para que Fernando se calme de una vez por todas. Sin embargo, para que todos puedan convivir en paz, los humanos deberían cambiar sus comportamientos si quieren seguir disfrutando de la belleza de Negrita y de su pueblo, el único archipiélago de Galápagos.

Chelo el fantástico les dice "¡hasta la próxima!"

Chelo el fantástico les dice "¡hasta la próxima!"

Texto: Benjamin Bernard

Ilustraciones: Daniel Sierra

Revisión: Silvana Hidalgo, Francisco Vasconez y Daniel Sierra

Referencias

Andrade, M. J. (2018) Escrito en piedras. Cuentos y leyendas del Cotopaxi. Trama Ediciones, ISBN 978-9978-36-991-3

Vasconez, F., Ramón, P., Hernandez, S., Hidalgo, S., Bernard, B., Ruiz, M., Alvarado, A., La Femina, P. and Ruiz, G. (2018) “The different characteristics of the recent eruptions of Fernandina and Sierra Negra volcanoes (Galápagos, Ecuador)”, Volcanica, 1(2), pp. 127-133.

Disponible gratuitamente en:

https://www.jvolcanica.org/ojs/index.php/volcanica/article/view/18

Tag(s) : #Fernandina, #Sierra Negra, #Divulgación, #Cuento
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